Este "ingeniero eléctrico, matemático e informático formado en Harvard y el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) -sigue diciendo el artículo de El País-, cree que cada estudiante es único y tiene ritmos de aprendizaje únicos que el sistema prusiano de enseñanza, esencialmente pasivo, no puede satisfacer.
Lo que él plantea es una suerte de escuela al revés: se aprende en casa, con lecciones grabadas en vídeo y los pertinentes ejercicios, y se hacen los deberes en el aula. De esta forma, el estudiante que no ha entendido un concepto, y que quizá en clase se siente cohibido y renuncia a pedir ayuda, no tiene más que rebobinar la lección cuantas veces necesite hasta dominarla. Y el profesor, que dispone de un programa para seguir los progresos y tropiezos de cada alumno en casa, puede invertir su tiempo en resolver lagunas. La escuela tradicional “te castiga por experimentar y fracasar” y eso hace que vayan solapándose déficits de aprendizaje, suele decir Khan.
Su propuesta pasa justo por lo contrario: “Súbete a la bici y cáete. Hazlo por el tiempo que sea necesario hasta dominarla”. “Si dejas que el alumno trabaje a su ritmo”, sostiene, “de repente empieza a interesarse y a evolucionar”.*
* Las negritas son del editor del artículo.
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