Soy Santiago Chiva, licenciado en Derecho, he trabajado en el mundo de la educación, en la dirección y asesoramiento de Asociaciones Culturales de Andalucía Oriental de estudiantes de ESO, Bachillerato, Ciclos Formativos y universitarios en temas de formación profesional, estrategias de aprendizaje y formación en la solidaridad. Llevo cerca de 20 años en el mundo de los Colegios Mayores y en la dirección del Colegio Mayor Albayzín de la Universidad de Granada de 1990 a 1992 y desde 1999 hasta hoy. En estos años he conocido a cientos de universitarios, muchos ya profesionales jóvenes o maduros que me han contado su experiencia y espero ir poniéndolas aquí. Desde julio de 2015, se ha incorporado Alberto Tarifa a la redacción.

jueves, 30 de agosto de 2012

Estudiar la carrera fuera de tu ciudad


Salir de casa para estudiar una carrera es una buena experiencia general para la madurez de un estudiante. Hay Universidades en cada provincia y con las nuevas tecnologías, se pueden sacar Grados y Másters sin apenas salir de la propia habitación. Esto, que se ve con frecuencia como un ahorro y una comodidad, se puede convertir en una desventaja. Todo lo que facilita, debilita.

Hay ejemplos del origen más variado que podamos imaginar. El doctor Juan Huarte de San Juan, en su Examen de ingenios (Baeza, 1575): “sabida ya la edad en que se han de aprender las ciencias, conviene luego buscar un lugar aparejado para ellas, donde no se trate otra cosa sino letras, como son las Universidades. Pero ha de salir el muchacho de casa de su padre, porque el regalo de la madre, de los hermanos, parientes y amigos que no son de su profesión es grande estorbo para aprender. Esto se ve claramente en los estudiantes naturales de las villas y lugares donde hay Universidades; ninguno de los cuales, sino es por gran maravilla, jamás sale letrado. Y puédese remediar fácilmente trocando las Universidades: los naturales de la ciudad de Salamanca estudiar en la villa de Alcalá de Henares, y los de Alcalá en Salamanca”

Un ejemplo de otra cultura es el dicho japonés “si quieres a tu hijo, envíale fuera de casa”

Y en prestigiosas universidades americanas, por ejemplo Harvard, es obligatorio vivir en el campus durante el primer año y sólo un pequeño porcentaje de los estudiantes decide vivir fuera del campus más adelante. Muchos estudiantes y egresados, sin embargo, consideran el sistema de Casas Residenciales como una parte fundamental de su experiencia en Harvard. La diversidad de historias personales, intereses y talentos de nuestros estudiantes se ven reflejados en el microcosmos de cada Casa.

El mandato que recibió hace ya decenas de siglos el patriarca Abraham, “Sal de tu tierra”, venerado por judíos, cristianos y musulmanes, se ha demostrado perdurable en el tiempo y en las culturas más variadas.

lunes, 20 de agosto de 2012

El arte de ser amables


Las personas que tienen relación con los clientes reflejan la imagen de una empresa. Pasando unos días de este mes de agosto con familiares en Bilbao he comprobado como un camarero de un bar cercano al Guggenheim, un negocio con una ubicación excelente para tener éxito, nos atendía rápido y mal, a pesar de ser los únicos clientes, rayando la mala educación, sin esforzarse por sonreír. Recordaba el Doctor Vallejo-Nágera que sonreír es gratis, algo que no debemos olvidar en estos tiempos de recortes. Y me decía un amigo que un proverbio chino dice que "El hombre que no sabe sonreír no debe abrir la tienda".
Posiblemente la cambiante clientela del bar del camarero antipático le permita sobrevivir sin mejorar su talante. Pero lo habitual es que cada vez más todos nos tengamos que esforzar por ser, lo que antes se llamaba, un relaciones públicas, por el bien de nuestro trabajo si somos autónomos y porque nadie quiere contratar a personas sin empatía ni simpatía.
Nuria Chinchilla, profesora del IESE a la que tuvimos la suerte de escuchar en el Colegio Mayor Albayzín ponía en su blog el testimonio de empresarios que no eran capaces de encontrar camareros capacitados. También tuvimos oportunidad de escuchar en el colegio mayor a un par de empresarios de un fitness, que eran de la opinión de que entre licenciados en Ciencias del Deporte había gente con una excelente preparación técnica a las que les faltaban algunas habilidades muy necesarias para atender a los clientes: optimismo, ilusión, delicadeza, paciencia.
La convivencia con muchas personas en el periodo universitario es una ocasión de oro de forjar el carácter cultivando estas virtudes sociales. Cuando he tenido que enseñar el colegio mayor a una familia que quiere conocerlo, con frecuencia comentan los padres que les llama la atención algo que debería ser lo habitual: los estudiantes con los que nos cruzamos saludan, sonríen o responden si se les pregunta algo.